¿Es dejar de comer carne realmente una solución para el cambio climático?

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Según el estudio realizado por la Universidad de Oxford en Inglaterra, y el Instituto Agroscope en Suiza (Poore/Nemecek), la producción de carne porcina y de ave son las que tiene el efecto menos dañino en el medio ambiente.

 

Hoy os traemos un extracto de BBC.com donde se explica si realmente el consumo de carne tiene efecto sobre el cambio climático.

Según el estudio realizado por la Universidad de Oxford en Inglaterra, y el Instituto Agroscope en Suiza (Poore/Nemecek), la producción de carne porcina y de ave son las que tiene el efecto menos dañino en el medio ambiente. Las carnes de vacuno y ovino tienen mayor impacto a nivel mundial. Especialmente en Sudamérica, según los investigadores. La producción promedio de carne vacuna sudamericana (el mayor productor mundial) produce tres veces más gases de invernadero y requiere 10 veces más tierra que la producción vacuna en Europa. Criar ganado en granjas a partir de tierra desforestada produce, por ejemplo, 12 veces más emisiones de gases de invernadero que hacerlo en pastos naturales, afectando negativamente al medio ambiente.

 Estadísticas comer carne y su relación con el cambio climático

 

????¿Cómo explican los estudios que la ganadería en Sudamérica tenga un impacto mucho mayor que la de Europa?

 

«El 80% de la carne vacuna de Europa es coproducida junto a los lácteos. En Sudamérica, eso ocurre con el 30% de la carne vacuna», señaló Poore a BBC Mundo. «Cuando coproduces, los costes ambientales son compartidos. Y el ganado lechero europeo es alimentado usualmente con cereales y forrajes, lo que reduce el uso de tierra, aunque no siempre».

 

“Dejar de comer carne no salvará el planeta»

 

El investigador estadounidense Frank Mitloehner, profesor de ciencia animal y calidad del aire en la Universidad de California publicó en 2014 un artículo con el título «Sí, comer carne afecta el medio ambiente, pero las vacas no están matando el clima». «De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, las mayores fuentes de gases de efecto invernadero de este país en 2016 fueron la producción de electricidad, el transporte y la industria. La agricultura representó un 9% y la producción animal menos de la mitad de esta cifra (3,9%)», señaló Mitloehner. «Renunciar a la carne y los productos cárnicos no es la panacea ambiental que a veces nos presentan». “Se conseguiría un impacto más significativo en el ambiente usando menos el avión, coches más eficientes y transporte público, o aislando las casas de forma más eficiente”.

 

Emisiones por sector en EEUU. Fuente: epa.gov (United States Environmental Protection Agency)

 Emisiones por sector en EEUU

 

La mayor parte de las emisiones son generadas por el transporte y los combustibles fósiles. La carne vacuna representa el 41% de las emisiones del sector ganadero, la leche de vaca el 29%, la carne de cerdo el 9% y la carne y huevos de aves de corral el 8%, según la misma fuente. Como vemos, hay sin duda una cierta influencia entre la producción de carne en el efecto invernadero, aunque no es realmente tan significativa, y menos aún en el caso del porcino. Un estudio de 2017 (White and Hall) estimó que, si todos los estadounidenses dejaran de comer carne, las emisiones de gases de invernadero del sector alimentos en ese país caerían solo un 2,6%.

 

Según un estudio de 2015 sobre estrategias para reducir emisiones en la ganadería de Brasil: “Si todo el mundo deja de comer carne la gente querrá otras fuentes de proteína como soja, nueces y legumbres, y productos de monocultivos como arroz y maíz». Un aumento en la demanda global de estos alimentos «podría resultar en más desforestación mundial, especialmente en América Latina, ya que no todas las áreas de pastos pueden ser convertidas a cultivos». Y añade: “No querer comer carne por razones éticas es totalmente respetable, pero el argumento de que hacerlo ‘salvará al planeta’ o ‘tendrá un impacto ambiental gigante’ no es una buena razón para hacerse vegetariano”.  

 

Desafortunadamente «No hay una única ‘fórmula milagrosa’ para resolver el problema de las emisiones de gases de efecto invernadero»

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